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Imagen de la evacuación de militares heridos con al bomba del día 21 de Noviembre - Foto Blasimir |
Acabo de llegar a esta pensión donde la única alma que parece estar rondando es la mía, hay tanto silencio que extraño las conversaciones bobas de mis vecinas cuando lavan ropa o toman café.
Hace cinco minutos revisé facebook y me encontré con frases de repudio y tristeza acompañadas de la fotos de un hombre con una gran sonrisa que me es familiar, a mí y a todo Belén de los Andaquíes.
Este asesinato y la bomba que estalló hace quince días me trae recuerdos que parecía haber dejado en el olvido. Los detalles son tan claros como los que a veces alcanzo a detallar con mi cámara de fotografía.
No les voy a contar detalles de esa época donde el ejercito, la guerrilla y los paramilitares jugaban al gato y al ratón y terminaban con personas de la población que lo único que intentaban era jugar a vivir.
¿Alguna vez se les dañó el calentador de agua y les tocó bañarse con agua fría muy de madrugada o muy de noche?
Pues bueno, así me siento en estos momentos; anonadada y emparamada de un revuelto de sentimientos.
Tomo el teléfono y llamo a mi familia; la voz de mis papás y de mi sobrino me hacen sentir acompañada y agradecida con la vida de tenerlos (no a mi lado, pero sí muy cequita de mi corazón en cada momento y cosa que hago). Cuelgo y pienso en la familia de él, en sus hijos y sus nietos. También en la familia de todos a los que les arrebataron la vida.
Este cuaderno me ayuda a plasmar lo que está pasando y parte de lo que estoy sintiendo. Reflexiono acerca de esos recuerdos que hoy salieron a flote y me doy cuenta que estamos hechos de eso, de recuerdos, pero deseo con toda ilusión que no sigan siendo de este tipo.
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Niny,